Seguro que te ha pasado...
Tener cansancio, mal humor y frustración después de estar con alguien... Hay personas que por su personalidad y actitud terminan por absorber toda la energía y nos deja con un estado de ánimo muy bajo...
Lo más frustrante, es que éstas personas que nos agotan suelen ser queridas y apreciadas...
Y es que todos podemos ser emocionalmente agotadores en algún momento. Hay días o ciertas épocas en las que, por diversas circunstancias, uno exige más mayor atención, mayor apoyo, que se nos escuche, etc. El estrés o la ansiedad pueden volvernos más demandantes y no darnos cuenta de ello.
Sin embargo, hay quien agota cada día y en cada momento por su actitud y personalidad. Hablar en exceso, hasta convertir cada encuentro en un monólogo, vivir de la queja o ser especialmente negativo son ejemplos de esa conducta que desgasta y carcome a cualquiera.. Son los llamados "vampiros energéticos".
Esperan que seamos sus confidentes 24 horas los 7 días de la semana. Quieren que seamos su apoyo, que actuemos como sus salvadores y solucionadores de problemas. Desean también que les digamos qué hacer y qué decidir, que seamos ese recurso para desahogar toda frustración y malestar.
Nosotros no somos responsables de resolver los problemas de los otros. Son sus problemas, no los nuestros.
Ellos tienen que aprender a responsabilizarse de sí mismos. Deberían ser conscientes de que han de aprender a ser independientes para avanzar.
No pasa nada si le dices a ese amigo que no te apetece quedar. No se caerá el mundo si dejas claro a un familiar que no estás dispuesto a realizar ciertas tareas. Debemos poner límites para protegernos. Decir con claridad lo que vas a permitir y lo que no.
Esto hace que mejoremos nuestras relaciones y si alguien no lo respeta, nos daremos cuenta que esa relación no es sana. Es muy importante que nos rodeemos de personas que nos respeten.
Debemos pensar estrategias para no quedar impregnados por el estrés y la negatividad
Solución!!!
Trabajar la ecpatía, que viene a ser lo contrario de la empatía.
Tener tiempo para ti mismo en soledad o practicar tus aficiones te permitirá recargar energías emocionales.
Además tendremos que trabajar tres puntos:
Ser conscientes de nuestras propias emociones y vulnerabilidades. Estar conectados a nuestra realidad interna, saber cuál nos hace felices y qué no.
Percibir al otro como alguien separado de nosotros. Su realidad emocional y la nuestra son diferentes.
Una vez conectamos con la persona que tenemos delante, hay que volver... y ser conscientes y pensar...
"Entiendo lo que sientes, pero ahora te dejo con tus emociones y yo me quedo con las mías. Solo así me protejo de tí y solo así podré ayudarte mejor"

